maestr@s inventores de ideas
Cuando te sumerges en esta profesión, es cuando verdaderamente te das cuenta de la enorme responsabilidad que recae sobre nosotr@s pero, también de la cantidad de posibilidades que se abren ante nuestros ojos. Tenemos la obligación de dejar huellas en nuestros alumnos y alumnas, teniendo en cuenta que las huellas que más perduran son los valores que le podamos infundir, los sentimientos de identidad, de respeto hacia ellos mismos y hacia los demás, el gusto por el trabajo bien hecho, los hábitos saludables, etc. Y esto sólo se puede conseguir después de muchas horas de convivencia y de trabajo, utilizando todos los recursos a nuestro alcance, pero debidamente tratados para lograr los objetivos que perseguimos, que a mi entender algunas veces surgen después de aplicar las estrategias elegidas y asumirlas por el grupo como propias. Cuando observas los resultados aparecen claramente ante ti objetivos valiosísimos que hubieras considerado ambiciosos planteados al comienzo de la actividad.
En esto consiste esta experiencia que quiero presentar. En un principio tenía pensado denominarle “Plan de dinamización de un aula de primaria” porque lo que presento son una serie de actividades encaminadas a crear en el aula un ambiente de armonía y respeto donde se pueda trabajar eficazmente, fomentando la autoestima de todos nuestros alumnos y alumnas y el interés por las tareas escolares; afianzando así sus competencias básicas. Pero cuando me puse a recopilarlas sacándolas de los diferentes apartados donde las tenía encuadradas, observé que se habían utilizado todos los medios a nuestro alcance; que entre mis alumnos y alumnas y yo, promoción tras promoción, habíamos creado una serie de ideas que se enriquecían las unas de las otras y que merecía la pena darlas a conocer; por si pudieran servir de inspiración a otros compañeros y compañeras, convencida de que a partir de ellas se pueden sentar las bases para favorecer una ESCUELA COMPETENTE.
Cuando te sumerges en esta profesión, es cuando verdaderamente te das cuenta de la enorme responsabilidad que recae sobre nosotr@s pero, también de la cantidad de posibilidades que se abren ante nuestros ojos. Tenemos la obligación de dejar huellas en nuestros alumnos y alumnas, teniendo en cuenta que las huellas que más perduran son los valores que le podamos infundir, los sentimientos de identidad, de respeto hacia ellos mismos y hacia los demás, el gusto por el trabajo bien hecho, los hábitos saludables, etc. Y esto sólo se puede conseguir después de muchas horas de convivencia y de trabajo, utilizando todos los recursos a nuestro alcance, pero debidamente tratados para lograr los objetivos que perseguimos, que a mi entender algunas veces surgen después de aplicar las estrategias elegidas y asumirlas por el grupo como propias. Cuando observas los resultados aparecen claramente ante ti objetivos valiosísimos que hubieras considerado ambiciosos planteados al comienzo de la actividad.
En esto consiste esta experiencia que quiero presentar. En un principio tenía pensado denominarle “Plan de dinamización de un aula de primaria” porque lo que presento son una serie de actividades encaminadas a crear en el aula un ambiente de armonía y respeto donde se pueda trabajar eficazmente, fomentando la autoestima de todos nuestros alumnos y alumnas y el interés por las tareas escolares; afianzando así sus competencias básicas. Pero cuando me puse a recopilarlas sacándolas de los diferentes apartados donde las tenía encuadradas, observé que se habían utilizado todos los medios a nuestro alcance; que entre mis alumnos y alumnas y yo, promoción tras promoción, habíamos creado una serie de ideas que se enriquecían las unas de las otras y que merecía la pena darlas a conocer; por si pudieran servir de inspiración a otros compañeros y compañeras, convencida de que a partir de ellas se pueden sentar las bases para favorecer una ESCUELA COMPETENTE.
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